Hace ya casi un año, recibimos un mail, al blog del Paseíco, de Ana, una mujer de Zaragoza que le acababan de diagnosticar cáncer de mama estando embarazada. Durante todo este año hemos estado en contacto con ella, hemos seguido su tratamiento, la hemos conocido e incluso hemos conocido al bebé. Todo ha ido bien para Ana, que ya ha terminado su tratamiento y ha querido compartir su vivencia con nosotros. ¡Gracias! (Y te esperamos en el Paseíco de este año).
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Ana y su hijo (marzo 2014) |
"Esta es la típica
historia de una mujer que se encuentra un bulto en el pecho y resulta ser un
cáncer. Lo que quizás la haga un poco diferente es que para entonces estaba
embarazada de 18 semanas.
Hace casi un año, en abril del 2013, me dieron el diagnóstico
de cáncer de pecho y lo recuerdo como el golpe más duro que he recibido
nunca. Me entró pánico porque pensé que me iba a morir, y lógicamente que no
podría seguir con mi embarazo.
Sin embargo pasadas unas semanas empecé a asumir lo que
me estaba pasando y que no me iba a morir, o por lo menos no inmediatamente,
hay un margen donde la medicina actúa. Y lo más importante, saber que conmigo
seguía adelante mi embarazo. No había razones para interrumpirlo y me podían
dar tratamiento sin afectar al bebé.
Dicho así parece todo pan comido, pero había que pasarlo.
Cómo consejo solo daré uno, porque es lo que más me ha
funcionado, leer, escuchar, hablar y conocer a otras mujeres que hayan
superado el cáncer. Fundamental. Hay muchos blogs en internet donde otras
mujeres muy generosas cuentan su proceso, y fueron éstos blogs los que me
acompañaron a mí durante el tratamiento. Fueron ellas las que me hicieron
ver que pasado un año esto estaría superado. Imprescindible también el apoyo de
mi amiga Inés, colaboradora de este blog, y que pasó por lo mismo que yo
embarazada hace tres años.
Una vez que has perdido el miedo, es todo mas fácil, y
aunque parezca increíble la situación se normaliza para ti y tu familia.
Asi que con las cosas mas claras comencé con mi
tratamiento de quimioterapia, tres ciclos antes del parto, cada 21 días. Lo
lleve muy bien, no tuve vómitos, estaba rarita el primer día y nada más. El
pelo se cae, aunque tu madre te diga que no, que a ti no, pues se cae y a
puñados. Para mí fue una liberación rapármelo porque me pasaba una hora todas
las mañanas recogiendo pelos del lavabo, un horror. Me compré una peluca, esta
fue mi opción, y cualquiera es buena, peluca o pañuelos.
Al tratamiento le acompañaron muchas visitas para ver
mediante ecografía como estaba el corazón de mi bebé, pues era a lo que le podía
afectar. Y llegada la semana 34 de embarazo me provocaron el parto, tuve
a mi primer hijo. Un niño sano y valiente.
Una vez que el pequeño nació me dieron la segunda
tanda de goteros, esta vez eran cuatro, también cada 21 días. Y estos fueron
peor, sobre todo el primero que me lo pusieron a la semana de
parir. Pasaba 3 días malos, no era por los vómitos que nunca tuve, pero
con una sensación extraña. Y finalmente el 9 de octubre me dieron mi
último gotero.
Después me operaron, me hicieron una tumorectomía
conservadora, es decir, que conservo mi pecho. Al no quitarme la mama tuve que
completar mi tratamiento con las sesiones de radioterapia, que es ya
el final del tratamiento y se lleva mucho mejor, no hay ni comparación. Terminé
las sesiones de radio en febrero de 2014, así que casi un año después, sigo
aquí, con un niño precioso y con una experiencia a mis espaldas que aunque no
quiera debo reconocer que nos ha marcado.
Sigo teniendo miedo, a las revisiones...porque yo no soy
una mujer valiente, pero cuando esto me pasa vuelvo a recordar a todas las
mujeres que ya lo superaron hace tres, cuatro o cinco años; y una vez más de
Inés y de lo que me dice siempre "todo pasa y el cáncer también
pasara".
Ana"